Mujeres de lugares tan conflictivos como Ciudad Juárez (México), Palestina, Sáhara y Colombia han constatado en Mérida que la primera vía de solución a los graves problemas que ellas y sus familias soportan pasa por su reconocimiento como «agentes de paz» por parte de las autoridades locales, nacionales e internacionales.

En concreto, la exigencia principal de estas mujeres es que los gobiernos e instituciones tengan en cuenta su experiencia y opinión a la hora de tomar decisiones en materia de prevención, manejo y resolución de conflictos.

Representantes de colectivos de mujeres de cada uno de estos países o escenarios se han dado cita en la capital extremeña para participar en un convocatoria a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Extremadura.

Lograr que no haya impunidad en los crímenes sexuales de guerra, atender las necesidades de protección en situaciones de crisis humanitaria, adoptar una perspectiva de género en operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas así como en las Misiones de su Consejo de Seguridad son los objetivos comunes que persiguen.

Mediante sus testimonios, CEAR pretende promover el debate entre organizaciones de desarrollo, de género y feministas así como entre personas de la sociedad civil, tanto española como internacional, sobre la participación femenina en procesos de construcción de paz.

EL CASO DE MÉXICO

Una de las participantes en estas jornadas, Imelda Marrufo, pertenece a la ‘Mesa de Mujeres’ de Ciudad Juárez y trabaja como defensora de los derechos humanos.

Marrufo ha denunciado, en declaraciones a Europa Press, la «poca» visibilidad a nivel internacional de los casos sistemáticos de «desaparición» y asesinato de mujeres en Ciudad Juárez, unos delitos que azotan el estado de Chihuahua y cuyas características de fenómeno masivo conllevan que se haya incorporado el término «feminicidio» para describirlos.

«El comité de madres de desaparecidas nos ha pedido que no nos olvidemos de sus hijas en todos los lugares en los que podamos estar; tenemos que hacer visible esa petición, ese es nuestro trabajo», ha señalado Imelda Marrufo.

Además, ha lamentado que las actuaciones y propuestas del gobierno mejicano contra estas circunstancias y contra el «crimen organizado» hayan sido «totalmente fallidas», y subraya que las mujeres siguen «pagando los platos rotos» por esas políticas «erróneas».

«Las mujeres nos hemos convertido en un botín de guerra», ha remarcado al tiempo que señalaba que también se han visto «amenazadas y amedrentadas por tener que pagar algún tipo de cuota económica para seguir trabajando».

«Nos resulta muy difícil realizar el trabajo que queremos llevar a cabo, nuestro compromiso y nuestro deber de defender los derechos humanos», ha aseverado a la vez que hacía referencia al contexto de «peligrosidad» en el que se enmarca su labor.

Marrufo ha concluido que, como mujer de Ciudad Juárez, tiene como deber «generar un conjunto de acciones de solidaridad, un diálogo con la comunidad internacional para poder decir con testimonios qué es lo que está ocurriendo».

Noticia EuropaPress

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad
Ir al contenido