En la declaración, la Academia Europea de Yuste hace referencia a cinco ámbitos distintos, como son una Europa permeable, las identidades europeas, las lenguas, una esfera pública europea, y el modelo social europeo.
En este sentido, la Academia expone que nunca existió una Europa fortaleza, pero hoy los ciudadanos tienen que aceptar las realidades y las incertidumbres de una Europa permeable, ‘de tal forma que la Unión no puede encerrarse en sí misma frente a una circulación cada vez más libre de personas, mercancías, ideas, capitales y gérmenes’.
Las identidades europeas configuran el segundo capítulo de la Declaración de Yuste, que señala que la conciencia de permeabilidad del espacio europeo es la que suscita entre muchos votantes ‘un anhelo de cierre y exclusión, de modo que la búsqueda de una identidad europea común es también una búsqueda de una demarcación clara que permita decidir quién pertenece a la Unión y quién no’.
Con respecto a las lenguas, la Declaración establece que la UE está comprometida a salvaguardar y proteger la vitalidad de todas las lenguas regionales y minoritarias, y las lenguas de los inmigrantes que se hablan en su territorio y al mismo tiempo indica que el inglés ‘debería ser la ‘lingua franca’ de Europa, junto a otros idiomas ampliamente utilizados para la comunicación y junto a los idiomas nacionales y minoritarios’.
De igual forma, se pone de manifiesto que los obstáculos lingüísticos no son el único escollo para que nazca una esfera pública europea, ‘ya que también lo es la fuerza imperiosa que tiene cada espacio público nacional para imponer su agenda a la atención de los ciudadanos’.
Una de las principales prioridades para la Academia es que se intensifique el intercambio de ideas dentro de las fronteras internas europeas, y destaca que ‘el reciente debate sobre el proyecto constitucional en toda la Unión es en sí mismo un ejemplo excelente de la politización del proyecto europeo’.
Por último, en relación al modelo social europeo, la Academia indica que en los últimos años la Unión Europea ‘ha descuidado, de alguna manera, su misión en pro de una Europa social’, a la vez que propone un esfuerzo en combinar los planes de bienestar social de los Estados nacionales con las garantías sociales a escala europea.