
El artículo primero de la Constitución de la UNESCO establece que el resultado del proceso educativo deben ser personas “libres y responsables”. Educación para todos a lo largo de toda la vida. Para todos, no para unos cuantos. Y todos es muy peligroso, porque los educados no permanecerán impasibles, resignados, sometidos. No serán espectadores sino actores. No receptores adormecidos, distraídos, atemorizados, sino emisores. No permanecerán silenciosos ni silenciados. Expresarán, con firmeza y perseverancia pero pacíficamente, sus puntos de vista.
Con ciudadanos educados ya no habrá dogmatismo, extremismo, fanatismo, ya nada será “indiscutible” ni se obedecerá de forma inexorable. La educación vence la apatía, induce a la acción. Sí, la educación es la solución. No hay democracia genuina si no se participa, si los gobernantes y parlamentarios no son, de verdad, la “voz del pueblo”. Educación, pues, para la ciudadanía mundial, teniendo siempre presente el artículo 21/3 de la Declaración Universal: “La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público”.
Hoy se premia a quien mayor esplendor mediático aporta; se promueve a deportistas, escuderías, etc. con desmesuradas cantidades y deificantes actos de presentación por el más desmesurado todavía retorno audiovisual; se patrocinan acontecimientos según aconsejan los cálculos de las compensaciones previsibles…, y los ciudadanos, sin tiempo para pensar y promover sus verdaderas opciones, siguen como espectadores indulgentes los espectáculos que se les presentan. Tan acomodados llegan a sentirse como espectadores y receptores, tan obcecados, que pueden conocer sin inmutarse noticias sobre corrupción, sobre asimetrías intolerables, sobre hambre o niños-soldado.
Fuente y más información:
http://www.fund-culturadepaz.org
http://federicomayor-eng.blogspot.com
http://www.economiasolidaria.org/noticias/de_subditos_a_ciudadanos_la_gran_transicion